Llega un momento en la vida en que uno se ve obligado a tomar una decisión. Con el ceño fruncido, se dio que cuenta de que ese momento había llegado para él. No teniendo mucha experiencia en el asunto, se dispuso a analizar minuciosamente los pros y los contras. A su lado, el que lo había metido en el dilema esperaba con gesto ansioso y ojos esperanzados. Los segundos pasaron y pudo ver la desazón en la cara de su compañero.
—Bueno —dijo por fin, alcanzándole el libro medio a regañadientes—. Te lo presto, pero mañana me lo devolvés.
Jajaajja preguntale a Pau sobre prestar libros! Aguien me dijo una vez: lo libros ni se prestan ni se devuelven…
Me encanta el giro que dan tus historias, justo al final, con dos palabras! Muy bueno!
Tal cual. Y si los prestás, aunque sea a alguien que sabés que los va a cuidar, es como que algo siempre se te retuerce un poquito adentro…
Conozco muy bien esa experiencia…
¿Quién eres? ¿De dónde me conoces? ¿Cómo lo sabes?
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