Corazón

Creeme que yo no quería lastimarte, corazón. Vos no sabés lo que te amo, haría cualquier cosa por vos. No podés dejarme. ¿Vos pensás que nosotros valemos algo si no estamos juntos? Dejame decirte que solos, cada uno por su lado, no somos nada. Estar sin vos es como andar por la vida viendo todo a través de un vidrio empañado. Nada tiene forma; nada tiene sentido. Pero en el momento en que sé que vos estás acá al lado mío, todo cambia. Cuando me das la mano las formas borrosas empiezan a aclararse, cuando me sonreís los colores se vuelven más nítidos. Y para vos es igual aunque intentes negarlo. Yo sé que me mando cagadas todo el tiempo y que no soy perfecto, pero ¿quién lo es, la verdad? Yo soy perfecto para vos y vos sos perfecta para mí, de eso no cabe duda y con eso nos alcanza.

¿Y qué si de vez en cuando nos peleamos? Todo el mundo discute. No podés pretender que estemos siempre de acuerdo y sabés que tengo un carácter jodido y que enseguida me caliento y reacciono mal, vos lo sabés y también tendrías que hacer algo para evitarlo. Es injusto que me eches toda la culpa a mí cuando vos hacés todo lo posible para provocarme. Y a veces, como ahora, te lastimo, pero te juro que no es mi intención, corazón, yo te amo y eso nunca va a cambiar.

¿Sabés la cantidad de veces que pensé en cortarla acá nomás? Traté de convencerme de que dejarte ir era lo mejor, pero no pude porque estaba equivocado. Y es que, como te dije, somos el uno para el otro. A mí me cansan tus berrinches como a vos te cansa mi carácter de mierda. ¿Ves que es lo mismo? Los dos cometemos errores y lo principal y más importante es admitirlo, por algo se empieza. Yo me equivoqué, corazón, no tengo miedo de decirlo en voz alta porque soy bien hombre y me la banco. Me equivoqué un millón de veces, y me seguiría equivocando si después de pedirte perdón y arrastrarme como el gusano que puedo ser vos seguís abriéndome los brazos y envolviéndome con fuerza. Ese momento, ese lugar, son el Cielo para mí. Puedo ser la peor basura del mundo, pero en tus brazos soy bueno y valiente y grande.

Yo sé que a veces se me va la mano, pero qué querés que haga. Vos conocés todos mis botones y no tenés reparos en pulsarlos cuando más te place. Y yo lo sé pero te dejo, y te dejo porque sé que a vos también te gusta ese papel, el de tenerme siempre en vilo hasta que por fin cedés y volvés a abrirme la puerta.

Yo no quería lastimarte, te repito, pero a veces no me dejás otra opción. A veces creo que tengo que lastimarte un poco para que te des cuenta de lo que significás para mí. Pero eso no es nada comparado con el infierno que paso yo cada vez que te hago daño. Te juro que es insoportable. A veces, en esos momentos, siento que abandono mi cuerpo por unos instantes y me veo como desde arriba, haciendo cosas que nunca imaginé que haría, que te haría justo a vos, corazón, y me destruye, te juro que me destruye. Después me siento una mierda, pero es que no es fácil sentir todas estas cosas.

Y es que creo que si me llegás a faltar me muero. Mirá, se me pone la piel de gallina de sólo pensarlo. ¿Qué haría sin vos, nena? ¿Qué haría si no pudiera verte todos los días? Nada. La respuesta es nada. No sería nada. Yo creo que me hacés más falta que el oxígeno, fijate vos lo que te estoy diciendo.

Yo no quería lastimarte, corazón, y ahora tengo que explicarles esto a ellos, y sé que no me van a entender, porque no me conocen como vos. Estoy convencido de que vos naciste para perdonar todas y cada una de mis cagadas, pero ellos no lo van a entender. No hay manera de que entiendan que esto es normal para nosotros. Que es como una forma de decir te quiero, porque sé que me querés y vos sabés que yo te quiero más que a mi propia vida. Pero ¿cómo les explicamos? ¿Cómo les decimos que nuestro amor va más allá de esto, de los detalles, de los contextos, de lo que ellos mismos entienden por amor? Y digo entienden pero en realidad estoy siendo generoso porque ellos de amor no entienden nada. Ellos no conciben un arrepentimiento como el mío y tu perdón sin condiciones. El amor que ellos conocen es mezquino, es limitado, no como el nuestro que puede superar cualquier cosa.

Yo te lastimé, corazón, pero no fue a propósito, de eso podés estar segura. Y ahora ellos me vienen con estas pavadas; si los escucharas te reirías, te juro. Se está haciendo tarde, corazón. Dale, levantate, abrí los ojos y perdoname una vez más, antes de que me lleven de nuevo. Hoy tengo un mal presentimiento y creo que vamos a pasar un tiempo sin vernos. Me vas a esperar, ¿cierto, nena? Dale que el bebé está llorando, me parece que tiene hambre y hay sirenas y tu vieja llora también y yo ya no entiendo nada. Estás ahí quieta, como desmayada pero yo sé que no fue para tanto. Despertate que me vienen a llevar y yo quiero despedirme. Te juro que cuando vuelva todo va a ser distinto, te voy a comprar flores y un vidrio nuevo para la mesita del living. Dale, nena, que afuera es de noche y están gritando cosas y me parece que no nos van a dejar despedirnos si no te levantás ahora y me das un abrazo. Pero ves, yo te dije que no había tiempo, no sé qué se creen estos que no me dejan ni darte un beso con las ganas que tenía. Pero te juro que desde hoy soy un hombre nuevo. Esperame, tenés que prometerme que me vas a esperar. No me dejes, corazón, no me dejes. Te juro que puedo cambiar.