Hito

Llega un momento en la vida en que uno se ve obligado a tomar una decisión. Con el ceño fruncido, se dio que cuenta de que ese momento había llegado para él. No teniendo mucha experiencia en el asunto, se dispuso a analizar minuciosamente los pros y los contras. A su lado, el que lo había metido en el dilema esperaba con gesto ansioso y ojos esperanzados. Los segundos pasaron y pudo ver la desazón en la cara de su compañero.

—Bueno —dijo por fin, alcanzándole el libro medio a regañadientes—. Te lo presto, pero mañana me lo devolvés.